La NASA donde los más brillantes pueden dejar su huella, cuenta con un ingeniero cubano: Miguel Abrahantes.
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¿Cómo llegó a la NASA este ingeniero cubano?
Desde su niñez en Cumanayagua, Miguel mostró ser un joven curioso y emprendedor.
Su formación como ingeniero electrónico en la Universidad Central de las Villas, Cuba, le dio las bases que necesitaba.
Siguiendo con su camino, su sed de conocimiento lo llevó a Argentina, donde se doctoró en Ingeniería de Sistemas y Control.
Años después, el destino le sonrió. Ganó la Lotería de Visas y en el año 2000, se encontró pisando tierras estadounidenses.
Pero este ingeniero cubano no se detuvo ahí. A pesar de las barreras, como el idioma, Miguel siguió adelante. Estudió inglés durante el día y trabajó de noche.
Más tarde, su talento lo llevó a investigar en la Universidad de Indiana. Pero su mayor logro vino en 2006 cuando diseñó el robot TetWalker, un proyecto que llamó la atención de la NASA.
¡Y así, a sus 37 años, comenzó a trabajar para ellos!
Miguel Abrahantes: una inspiración cubana en la NASA
Los logros de este ingeniero cubano van más allá de los diplomas o los proyectos. Es la prueba viviente de que con determinación y esfuerzo, los sueños se pueden lograr.
Cada robot que diseña, cada proyecto en el que trabaja, lleva consigo un pedacito de Cuba.
Hoy, cuando se le menciona en las aulas de ingeniería en Cuba, los ojos de los estudiantes brillan.
Porque Miguel no es solo un ingeniero cubano en la NASA, es el testimonio de que no hay sueño demasiado grande.
Desde sus primeros días en Cumanayagua, hasta sus investigaciones actuales en la NASA, Miguel Abrahantes ha demostrado que el talento cubano no conoce fronteras.
Y aunque ahora se encuentre lejos de su tierra natal, su historia sigue inspirando a generaciones de cubanos, demostrándoles que con pasión y dedicación, todo es posible.
Entonces, si alguna vez te preguntas si puedes lograr tus sueños, recuerda la historia de este ingeniero cubano.
Porque así como Miguel Abrahantes dejó su huella en la NASA, tú también puedes dejar la tuya en cualquier lugar del mundo.
Y quién sabe, quizás en el futuro, algún joven cubano se inspire en tu historia, al igual que nosotros nos inspiramos en la de Miguel.
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